12.26.2008

Artrosis

Lic. Hilda Gutreiman R.Fisioterapeuta
La artrosis se desarrolla cuando se desgasta el cartílago que desempeña la función de almohadilla entre dos huesos, por lo que se inicia una fricción entre ambos en la articulación (área en la que se unen dos huesos).Con frecuencia esto origina dolor, inflamación, disminución del movimiento de la articulación, rigidez o formación de espolones óseos (pequeñas proliferaciones de nuevo hueso).

¿A quién afecta la artrosis?
Es un problema muy común y se calcula que afecta del 8 al 10 % de todos los adultos. En general, es un trastorno de las personas mayores de 45 años y su incidencia aumenta con la edad.
A los 65 años, más del 50 % de la población muestra hallazgos de algún grado de artrosis en las radiografías, aunque no todos tienen síntomas.
Las mujeres sufren artrosis con una frecuencia tres veces superior a los hombres.
También padecen artrosis con más frecuencia las personas que someten sus articulaciones a una carga superior a la habitual, debido a la práctica de deportes, la realización de actividades físicas repetitivas o a la obesidad.


¿Cuáles son las causas de la artrosis?
No se conoce la causa definitiva de la artrosis, pero las investigaciones nos muestran que existen determinados factores que aumentan el riesgo de padecer la enfermedad. Algunos de los factores son:
Envejecimiento
Herencia
Obesidad
Trastornos por sobrecarga
Lesiones locales
Exceso de uso



¿Cuáles son los síntomas de la artrosis?
Algunas personas pueden presentar síntomas sin hallazgos radiográficos y otros pueden presentar cambios radiográficos sin síntomas.
Los síntomas más comunes de la artrosis son dolor, rigidez, calor articular y reducción del movimiento en una o más de las articulaciones afectadas.
A veces, se escuchan pequeños crujidos con el movimiento articular (crepitaciones). Las articulaciones más afectadas son las rodillas, las caderas y las manos.
Si las rodillas y las caderas están afectadas, la marcha puede ser difícil o dolorosa; de la misma forma, si hay alteraciones en las manos, pueden causar dolor en actividades como coser, escribir a máquina o llevar cosas.



¿Cómo se diagnostica la artrosis?



El médico va a diagnosticarla por la localización y el tipo del dolor, las situaciones en que mejora o empeora y con una simple exploración de las articulaciones afectadas. En la artrosis de las articulaciones de las manos sólo con ver la típica deformación de los dedos va a ser suficiente. En ocasiones el medico realizará una serie de pruebas (aspiración del liquido articular, radiografías, análisis de sangre), que por una parte confirmarán el diagnóstico y por otra, van a dar una idea de la severidad de la enfermedad.



Tratamiento
Actualmente las medidas van encaminadas a aliviar los síntomas, para retardar los procesos de rigidez.
Podemos mejorar la calidad de vida de los pacientes, combinando varios factores: Medidas de educación.- Son medidas de economía articular evitando sobrecargas que pueden ocasionar un aumento del dolor o una destrucción más rápida del cartílago. Hay que educar al paciente para que comprenda y acepte sus limitaciones, evitando aquellos movimientos que producen dolor usando otras articulaciones en lugar de la afectada, pero sin llegar nunca a la inmovilidad. Como consejos generales, según la localización de la artrosis, sugerimos: Artrosis de manos: Usar utensilios de cocina poco pesados y con grandes asas, no cargar pesos, etc.Artrosis de cadera: Permanecer poco tiempo de pie, evitar marchas prolongadas, sentarse a la mitad de la actividad y después continuar, utilizar bastón (en el lado sano) para reducir el peso que soporta la articulación y hacer bicicleta estacionaria. Artrosis de rodilla: Corregir la obesidad, reducir la bipedestación (estar de pie) y la marcha, utilizar bastón. Artrosis cervical: Evitar posiciones mantenidas de inclinación en flexión, cuidar la postura nocturna con una almohada baja. Artrosis lumbar: Evitar la bipedestación (estar de pie) prolongada, corregir la obesidad y no cargar pesos. Corrección de los factores desencadenantes.- Corregir la obesidad, si existe, o corregir en lo posible las anomalías o defectos físicos que pueden producir una sobrecarga de una o varias articulaciones. Tratamiento farmacológico.- Tratar el dolor y la rigidez articular utilizando principalmente analgésicos y antiinflamatorios.



Medidas de fisioterapia



Las metas del tratamiento son:
Mantener las amplitudes articulares.
Mantener la fuerza de los músculos peri articulares.
Luchar contra retracciones y dolores.
Enseñanza de un régimen de vida de economía articular.
Corrección de deformidades.
·Técnicas fundamentales:
Electro analgesia para aliviar el dolor.
Crioterapia o Termoterapia (dependiendo el estadio).
Masaje descontracturante.
Movilizaciones articulares.
Tonificación peri articular
Ejercicios terapéuticos: Hay ejercicios indicados para cada situación que se pueden realizar en el centro especializado.
Hidroterapia.
Corrección de la estática y de la marcha.

Principales propiedades de los aceites esenciales

Afrodisiacos: aumentan la respuesta sexual:
Jazmín, neroli, rosa, sándalo, salvia escalesa, ylang- ylang
Analgésicos: reducen el dolor:
Bergamota, lavanda, manzanilla, mejorana, romero
Anestésico: sedantes del dolor
Clavo
Antialérgicos: calman y sedan la alergia
manzanilla, lavanda, melisa, bergamota
Antibióticos: combaten infección dentro del cuerpo
Ajo
Antidepresivos: elevan el estado de ánimo
Bergamota, geranio, jazmin, lavanda, manzanilla, melisa, naranja, rosa, sándalo , salvia escalesa, ylang- ylang, neroli.
Antinflamatorios: reducen la inflamación
Bergamota, lavanda, manzanilla, caléndula, mirra
Antiestrés:
bergamota, salvia, nerolí, rosa, jazmin, sándalo, ylang-ylang
Antisepticos: combaten localmente las infecciones
Todos los aceites, especialmente: bergamota, enebro, eucalipto, lavanda, romero, sándalo y arbol del té
Béquicos: facilitan la tos
Lavanda, tomillo, sándalo
Cefálicos: aclaran y estimulan la mente
Romero, albahaca
Citofilácticos: regeneran células
Todos, especialmente lavanda, arbol del té y nerolí
Desintoxicantes: ayudan a limpiar el cuerpo de impurezas
Ajo, enebro, hinojo, rosa
Desodorantes: reducen olores
Bergamota, cipres, eucalipto, lavanda, nerolí, palisandro
Diuréticos: aumentan la orina
Benjuí, cedro, ciprés, enebro, geranio, hinojo, incienso, manzanilla, romero, sándalo
Menstruales: favorecen la menstruación
Albahaca, enebro, hisopo, lavanda, manzanilla, mejorana, mirra, romero, rosa, salvia
Estimulantes: aumentan la actividad
Eucalipto, geranio, menta, pimienta negra, romero
Expectorantes: expulsión de flemas
Benjuí, bergamota, eucalipto, mejorana, mirra, sándalo
Febrífugos: reducen la fiebre
Arbol del té, bergamota, eucalipto, mejorana, mirra, sándalo
Fungicidas: impiden el desarrollo de hongos
Arbol del té, caléndula, lavanda, mirra
Hepáticos: fortalecen el hígado
Ciprés, limón, manzanilla, menta, romero, tomillo
Hipertensivos: elevan la tensión sanguinea
Hisopo, romero, salvia
Hipnóticos: inducen sueño
Lavanda, manzanilla, mejorana, nerolí, ylang-ylang
Hipotensores: bajan la presión sanguinea
Lavanda, mejorana, melisa, ylang-ylang
Inmunoestimulantes: ayudan a las defensas
Ajo, arbol del té, lavanda
Nervinos: refuerzan el sistema nervioso
Lavanda, manzanilla, mejorana, melisa, romero
Rubefacientes: producen calor y enrojecimiento en la piel
Enebro, eucalipto, mejorana, pimienta negra, romero
Sedantes: calman el sistema nervioso
Benjuí, bergamota, enebro, incienso, lavanda, mejorana, melisa, nerolí, rosa, salvia, sándalo
Sudoríficos: promueven la sudoración
Albahaca, arbol del té, enebro, manzanilla, menta, romero
Tónicos: refuerzan el cuerpo o un órgano
Albahaca, arbol del té, enebro, geraneo, incienso, lavanda, manzanilla, mejorana, mirra, nerolí, pimienta negra, rosa
Vasoconstrictores: contrae los vasos sanguineos (hinchazón)
Ciprés, manzanilla, rosa
Vasodilatadores: expande los vasos sanguineos (varices)
Mejorana
Vulnerarios: curación de heridas
Arbol del té, benjuí, bergamota, caléndula, lavanda, manzanilla, mirra

12.06.2008

La contractura Muscular: prevención y tratamiento



¿Que se puede hacer contra las Contracturas?

Las maneras existentes para evitar, minimizar y en general manejar las contracturas son tres: La terapia física, el uso de implementos ortopédicos, y por medio de procedimientos quirúrgicos.
En la primera forma por medio de ejercicios físicos de estiramiento, especialmente diseñados para manejar las contracturas y realizados por un terapeuta físico, otra persona o el mismo afectado, se trata de lograr que los músculos y las articulaciones se mantengan lo más flexibles posible, y que por medio de los mismos también la fuerza muscular. Todo estos ejercicios deben ser recomendados por un terapeuta físico calificado.
La segunda forma para manejar las contracturas es el uso de implementos ortopédicos, en donde por medio de estos se trata de lograr que la articulación y los músculos implicados se mantengan estirados el mayor tiempo posible, previniendo la aparición y el avance de las contracturas. El implemento mayormente usado son las férulas, que a modo de entablillado, actúan sobre las articulaciones de la rodilla y el tobillo manteniendo estirados los músculos susceptibles a sufrir de contracturas. Las férulas se recomiendan ser usadas durante las noches, o al menos una vez al día para cumplir su objetivo.Las dos opciones de manejo de contracturas anteriormente mencionadas, se recomienda que desde el momento mismo del diagnostico empiecen a ser implementadas.
La ultima manera de manejar las contracturas, y que es la opción más severa, es por medio de procedimientos quirúrgicos. En estos se hacen pequeñas incisiones y/o cortes en diversos tendones de los músculos, siendo realizados principalmente en el tendón de Aquiles. Seguido a los procedimientos quirúrgicos, se aplica el uso de ciertos implementos ortopédicos para mantener la movilidad y balance de la articulación. En general esta opción de manejo es utilizada cuando las contracturas son demasiado severas e impiden la acción de pararse o caminar y que por medio de la cirugía se mantienen por mas tiempo esas capacidades.

¿Cómo tratarlas?
Lo mas conveniente es lograr aportarle al músculo lo necesario para recuperar la energía, para esto el único camino es que los vasitos sanguíneos se abran bien y hagan circular la sangre hasta el lugar de la contractura, para esto son muy efectivos los masajes y los ejercicios de movilidad suave, nunca agotadores ya que gastarían mas energía y eso es lo que nos falta. En el caso de contracturas mas antiguas el tejido de la zona esta endurecido (fibrosado) para esto va a ser necesario un masaje mas profundo y fuerte, en general un poquito doloroso (no insoportable) y los ejercicios de elongación suave, nunca máximos ya que pueden aumentar la contractura.
El tejido lesionados se repara en pocos días o en dos o tres semanas, desapareciendo el dolor. Se puede prolongar a más tiempo debido a adherencias entre los tejidos.

Algunos buenos consejos son:
·Al principio de la contractura, se puede utilizar el frío
Después, el calor, con rayos infrarrojos o baños calientes o electroterapia sobre la zona afectada.
·A continuación, debe aplicarse masaje circulatorio mediante frotamiento y estiramientos para eliminar los nudos de la contractura.
·En casos agudos, será conveniente guardar unos días de reposo. El reposo, ya sea absoluto o evitando los movimientos de los músculos afectados, pueden ser suficiente para solucionar una contractura muscular; si también están afectadas las articulaciones, conviene ejercitarlas con movimientos lentos.
·Calentamiento previo a cualquier actividad deportiva y un enfriamiento posterior a ella.
·Ejercicios de estiramiento diarios.
·Una buena hidratación
·La práctica de ejercicio moderado con calentamiento previo adecuado
·También puede influir la alimentación, pues el exceso de consumo de carne roja y de especias está relacionado con la frecuencia de contracturas.

Qué se debe hacer cuando ocurre: Primeros auxílios.
Son muy simples. El objetivo principal es relajar el músculo:
·Aplicar calor en el músculo afectado. Si no se dispone de una fuente de calor, otra persona (o uno mismo, si es capaz de alcanzar el músculo afectado) puede aplicar calor frotandose energicamente las manos y, a continuación, apretando ligeramente las palmas sobre el músculo.
·Hacer estiramientos suaves, sin forzar ni rebotar.
·Masajear la región muscular lesionada. Puede hacerse "en seco" con cuidado, pero lo ideal es tener en el botiquín algo de aceite para masajes, o incluso una pomada calmante (es una ayuda extra).
·Cuando la persona padece dolor y rigidez acentuada y permanente, se le puede inyectar en la zona lesionada algún anastésico local o hidrocortisona, ya que si la acción alivia el espasmo de los tejidos adyacentes y disminuye la intensidad de la inflamación y el dolor. El proceso inflamatorio subyacente a toda contracción puede ser tratado con antiinflamatorios.

La prevención: Cómo evitar que nos ocurra.
Es bastante difícil ya que la mayoría de las veces tiene que ver con alguna situación que nos puso nerviosos y eso no siempre podemos evitarlo ya que en muchas ocasiones no depende de nosotros, pero lo que si podemos hacer es mantenernos móviles por medio de ejercicios y de esta manera minimizar los efectos y la duración de la contractura.

Para prevenir las contracturas es aconsejable practicar ejercicios desde la juventud y mantenerlos, de forma más moderada, durante la madures.

No sobreesforzarse: respetar el periodo de descanso necesario entre dos sesiones de entrenamiento.

Evitar los incrementos bruscos de intensidad en ejercicios que requieran fuerza muscular.

También es recomendable realizar un calentamiento previo a cualquier actividad deportiva, y un enfriamiento posterior a ella, tiempo durante el que se reduce de forma gradual la actividad antes de darla por finalizada.

Si se producen contracturas crónicas, es señal de que tras sufrir una, no se ha dejado un periodo de rehabilitación suficiente. En principio no se debería levantar peso en varios días, después de sufrir una contractura

Es muy conveniente, en especial si se producen en la espalda, acudir a la consulta de un masajista para unas cuantas sesiones. Posteriormente, seguir recibiendo (o dandose uno mismo) masajes con regularidad. Con esto se evitan las recaidas.

Masajes
Uno de los elementos más útiles en los casos de contracturas son los masajes, ya que facilitan la recuperación de la movilidad y ayudan a aliviar el dolor.
El masaje actúa de dos formas: en primer lugar evita que se formen adherencias en el foco inflamatorio, y puede eliminar las de formación reciente, y en segundo lugar, la fricción que proporciona el masaje aumenta el flujo sanguíneo, lo que favorece y acelera la reparación de los tejidos.
La aplicación del masaje debe realizarse de forma gradual, con la yema de los pulgares, y con suficiente intensidad para friccionar los tejidos musculares; se recomienda el uso de aceites o sustancias lubricantes para facilitar el deslizamiento enérgico de los dedos sobre la piel sin provocar irritaciones.
A las personas que padecen fibromialgia, deberían ser a nivel de drenajes linfáticos, ya que intentar descontracturar de forma normal les produce un dolor muy profundo. Se puede obtener resultados con el drenaje linfático, ya que consigues una relajación muy díficil de adquirir, y psicológicamente les hace sentirse mejor. Las actividades idóneas sobre todo son taichi y qigong (chi kun), pues aprendes a utilizar tu propia energía y la de los elementos para tu relajación y mejoría.



La contractura muscular: definición y causas

¿En qué consisten?
La contractura muscular consiste en la contracción persistente e involuntaria de un músculo provocando un aumento del tono muscular. La contracción se produce de forma espontánea e inconsciente y de forma permanente. El músculo no se relaja y queda contraído.
En general no se trata de una lesión grave, pero es molesta, y cuando se produce impide entrenar durante varios días.
Es importante tener en cuenta que en muchas ocasiones la contractura está ocultando o protegiendo una lesión (elongaciones, desgarros, etc.) por lo que debe procederse a un diagnóstico adecuado

¿Cuáles son los síntomas?
Es un estado muscular doloroso que se siente en reposo o ante el estiramiento, pero sobre todo durante la contracción contra resistencia.
Además del dolor persistente en el músculo, al tacto se le nota endurecido y tenso. El dolor no es agudo, pero es constante. A veces al cambiar de posición se calma ligeramente, pero nunca desaparece del todo. Según el músculo concreto donde se produzca, puede haber dificultades para moverse con naturalidad.
Suelen aparecer asociados a determinadas profesiones y al exceso de trabajo, así como al estrés.

¿Cómo es un músculo?
Un músculo es un tejido del cuerpo formado por células muy especializadas. Un 35 % del peso en las mujeres y un 42 % del peso en los hombres corresponde a masa muscular.Cada célula muscular tiene una zona muy especializada que esta dedicada exclusivamente a la contracción (la acción muscular que nos permite movernos), esto requiere de energía que esta acumulada en cada célula. Seguido a la contracción viene la relajación que es cuando el músculo se afloja porque no necesitamos moverlo, para esto también nos hace falta energía. Para que el músculo se relaje hace falta gastar energía y si esta falta el músculo no puede relajarse. Cualquier músculo del cuerpo necesita mas energía para relajarse que para contraerse y esto la mayoría de la gente no lo sabe.
¿Cómo llega la energía al músculo?
Los pequeñísimos vasos sanguíneos que llegan al músculo le traen el alimento que el mismo músculo luego transformara en energía, los azucares, las grasas y el oxigeno son algunos de los elementos que llegan por vía sanguínea. Una vez en el músculo estos componentes forman parte de numerosas reacciones químicas que por ultimo dan lugar a la formación de energía, la necesaria para la contracción y la relajación muscular.

¿Cómo se produce la contractura?
Obedece a causas tan diversas como temperaturas extremas, la acción de ciertos fármacos o la acumulación local de ácidos láctico, ocasionada por esfuerzos inusuales.
Cuando por algún motivo no llegan los distintos elementos para la formación de energía a una parte del músculo o se produce una acumulación local de ácido láctico, este sector no puede relajarse y lo notamos tenso. Lo que sucede en este caso es que esa parte del músculo sigue contraída y no puede aflojarse y lo peor es que mientras este tenso va a mantener a los vasos sanguíneos cerrados y estos no van a dejar los nutrientes necesarios para la formación de energía y sin energía no puede relajarse, entonces estamos frente a un circulo vicioso, la contractura limita la formación de energía y la falta de energía provoca contractura. Siempre que hagamos un esfuerzo sostenido en el tiempo en una zona muy localizada del cuerpo corremos el riesgo de agotar las energías de ese lugar y favorecer la aparición de una contractura. Esto se da principalmente por las malas posturas y por las tensiones nerviosas.

Existen dos tipos de contracturas musculares:
Aquellas que aparecen cuando se está realizando un ejercicio, la contractura se produce por un movimiento brusco. En personas poco acostumbradas a realizar esfuerzos puede desencadenarse una contracción al efectuarse algún movimiento violento o brusco durante una mudanza, una carrera larga o cualquier caída imprevista.
Las que se presentan con posterioridad al esfuerzo, o de forma gradual, si es resultado de acumulación de tensión. En algunos casos, se debe a un exceso de trabajo del músculo o sobreesfuerzo sin suficiente tiempo de recuperación, y es limitado a ese músculo o grupo muscular .
Las del primer tipo se deben a la acumulación de productos metabólicos en el interior del tejido muscular. Cuando un músculo empieza a trabajar requiere energía, que se aporta por el flujo sanguíneo que transporta los nutrientes obtenidos de la alimentación; estas sustancias reaccionan con el oxígeno en el interior del músculo y desprenden la energía necesaria para la contracción de las fibras musculares. Por medio del flujo sanguíneo se oxigenan y alimentan los músculos, y se eliminan las sustancias tóxicas resultantes. Cuando se realiza un movimiento intenso e inesperado ocurre que, por un lado, los vasos sanguíneos no están desarrollados o dilatados lo suficiente como para poder nutrir el músculo que trabaja y, por otro, son insuficientes para limpiar las fibras musculares de los desechos tóxicos que producen; cuando se liberan estos elementos tóxicos provocan, al propio tiempo, dolor y contracturas en el músculo afectado.
Otra forma también frecuente de contractura es la del segundo tipo, que aparece después del ejercicio físico, por lo general provocada porque alguna de las fibras musculares ha sido distendida o sometida a un trabajo excesivo sin dejarle tiempo para recuperarse.
Pero cuando hablamos de la columna, la causa más frecuente son problemas funcionales de la columna que obligan al músculo a trabajar más de la cuenta durante mucho tiempo (por ejemplo ver "rectificación de la lordosis cervical") o también por mecanismos reflejos (por ejemplo en un síndrome facetario, la irritación de las articulaciones facetarias activa un reflejo neurológico que causa un espasmo de los músculos multifidus entre otros). En este caso las contracturas son repetitivas y persistentes, afectando a los músculos asociados a la zona de la columna que las genera.
También las personas mayores son susceptibles de sufrir este tipo de dolencias, debido a que existe una pérdida general de elasticidad en todas sus articulaciones y grupos musculares, que forma parte del proceso de envejecimiento.
Otras causas son las posiciones estáticas durante mucho tiempo, la ansiedad y el estrés.

¿Cuáles son las causas mas frecuentes?
CUELLO: causadas por giros bruscos, traumatismo en la cabeza, posiciones estáticas mantenidas o alteraciones en las articulaciones intervertebrales.
ESPALDA: ocasionadas por curvaturas excesivas de la columna, que reciben el nombre de Cifosis, Escoliosis e Hiperlordosis, que por lo general se presentan acompañadas por un dolor intenso. Otras posibles causas son los esfuerzos al alzar peso, hacer ejercicios en exceso, la artritis de columna, el lumbago y el ciático.
HOMBRO, BRAZOS Y MANOS: estas zonas son muy propensas a sufrir contracturas causadas por torceduras, esguinces, artritis u otras inflamaciones articulares, posturas inadecuadas, cambios climáticos o exposiciones prolongadas al frío o humedad no acostumbradas. También son provocadas por caídas y traumatismos, sobre todo en las personas mayores.
PIERNAS, CADERAS Y RODILLAS: causadas por artrosis, lesiones en los meniscos, esguinces, posturas forzadas o tendinitis.

La contractura muscular como causa del dolor de espalda
Puede ser causa o consecuencia del dolor de espalda.
La contractura de un músculo activa directamente los nervios del dolor que están en él, desencadenando dolor de espalda. Además, el músculo contracturado puede comprimir la arteria, disminuyendo su riego sanguíneo. En esa situación se forma un círculo vicioso porque el músculo con menos riego tiende a contracturarse más fácilmente y, además, la falta de sangre activa más los nervios del dolor.
En estos casos, la contractura aparece esencialmente cuando se exige al músculo un trabajo superior al que puede realizar, ya sea intenso y puntual - por ejemplo, un esfuerzo excesivo- o mantenido y menos intenso - por ejemplo, mantener unas horas una postura inadecuada -. Por otra parte, algunas anomalías de la columna vertebralo desequilibrios de la musculatura favorecen que unos grupos musculares estén trabajando constantemente más de lo necesario, lo que les predispone a contracturarse.
Eso mismo ocurre cuando falta potencia a la musculatura y se le exige que realice esfuerzos que exceden su capacidad. Por ejemplo, algunos estudios científicos han demostrado que la musculatura paravertebral es simétrica; la del lado izquierdo y derecho tiende a ser similar con independencia de que el individuo sea diestro o zurdo. En pacientes que han sido operados de la espalda, o que han padecido dolores de espalda de forma crónica, la musculatura paravertebral puede atrofiarse hasta en un 80% con respecto a la del lado sano, facilitando un reparto asimétrico de las cargas, la sobrecarga muscular o discal y la aparición de nuevos episodios dolorosos.
En ese tipo de situaciones es fundamental hacer el ejercicio adecuado para cada caso específico, con el fin de contrarrestar esa tendencia y evitar la repetición de las crisis. Si esa situación se mantiene un período prolongado o se repite con frecuencia, el músculo se contractura cada vez con mayor facilidad.
La contractura muscular como consecuencia del dolor de espalda
Con independencia de cuál sea su motivo, el propio dolor de espalda puede causar la contractura muscular por un mecanismo reflejo. En estos casos, la contractura no es la causa primaria del dolor, pero sí un factor añadido que puede agravarlo. Además, puede empeorar algunas de sus causas. Por ejemplo, en una hernia discal dolorosa, la contractura muscular puede aumentar la fuerza de compresión sobre el disco y facilitar más la salida del núcleo pulposo.
De manera que, estas contracturas no desaparecerán hasta que no se corrija la causa funcional en la columna. Si tratáramos sólo la musculatura o sus síntomas, sólo tendríamos mejoras parciales y por poco tiempo, ya que la causa que lo origina persiste. A medida que pasara el tiempo sin corregir la causa, se irían cronificando esas contracturas siendo más difícil de obtener una recuperación completa y permanente.

¿Que articulaciones se ven mas afectadas por las contracturas?
Las articulaciones en las que mayormente se presentan contracturas son las de los hombros, las caderas, las rodillas, los codos, los tobillos, las muñecas y los dedos. En las rodillas, codos y dedos, se hacen notar las contracturas por la inhabilidad de extender o poner recta la articulación. Por otro lado, en los tobillos y muñecas, las contracturas provocan una dificultad para levantar la punta del pie y poner el pie en ángulo recto, y dificultad de levantar la mano con la palma hacia abajo respectivamente.
Calambres
Cuando la contractura se produce de forma rápida, dolorosa e intensa por acortamiento máximo de un músculo y como consecuencia de un exceso de actividad o en pleno reposo (mientras dormimos), hablamos de calambres.
La edad, el esfuerzo, la falta de calentamiento y/o estiramiento en la realización de ejercicio físico, así como la carencia de potasio, magnesio o calcio son factores desencadenantes de los calambres.

Contracturas y Distrofia muscular
Las contracturas musculares son después del debilitamiento muscular el síntoma que más comúnmente se presenta en la mayoría de los tipos de distrofia muscular (DM), especialmente en la DM tipo Duchenne y Becker. En este síntoma los músculos se acortan y pierden elasticidad, causando que las articulaciones se vayan apretando poco a poco perdiendo movilidad, convirtiéndose con el pasar del tiempo en un problema considerable para la persona afectada, al limitar su movilidad y aumentar los efectos del debilitamiento físico, dificultando las actividades de la vida cotidiana.
El porque se producen las contracturas musculares se debe en general a tres factores distintos, los cuales se unen en la DM para producirlas.
1- El primer factor es un proceso que se produce por la degeneración del tejido muscular, que se conoce como fibrosis. En el proceso de la fibrosis, el tejido muscular al verse dañado continuamente y no poderse regenerar correctamente por efecto de la enfermedad, es suplido en parte por tejido fibroso y graso. Este nuevo tejido a diferencia del muscular normal, no tiene las mismas capacidades flexibles y elásticas, por lo que hace que el músculo tienda a acortarse con el tiempo, haciéndose menos funcional y limitando la movilidad de la articulación. Este proceso de fibrosis por otro lado es el que hace que los músculos luzcan más grandes, aunque no más fuertes, siendo esta característica conocida como pseudohipertrofia.
2 - El siguiente factor es el de la falta de movilidad de las articulaciones y los músculos, ya sea por la adopción de cierta postura durante largos periodos de tiempo, o por la debilidad misma que impide tener movilidad suficiente. Un ejemplo de lo primero, es la postura en el sentado, donde las piernas se mantienen flexionadas durante largos periodos de tiempo.
3 - El ultimo factor que colabora en las contracturas, es el debilitamiento impar de los músculos que mueven las articulaciones. Esto es en especial característico de los músculos que realizan la flexión y extensión de cierta articulación, en donde casi siempre se ve mas debilitado el músculo que realiza la extensión, que el que realiza la flexión. Un ejemplo de esto se presenta en las articulaciones del codo, las rodillas y los dedos. Otro caso en el que este debilitamiento impar es notorio, es en los músculos que levantan y bajan la punta del pie, donde el músculo del frente de la pantorrilla se ve mas debilitado que el de detrás de la misma, provocando la notable característica de caminar de puntas en el afectado.
Debido a la unión de estos tres factores en la distrofia muscular, es que se producen las contracturas, que aumentan y se intensifican con el avance de la enfermedad.

LA TENDINITIS DE AQUILES o lesión en el Tendón de Aquiles

¿Qué es una tendinitis?
La tendinitis Aquilea o del tendón de Aquiles es la inflamación, irritación e hinchazón dolorosa del tendón de Aquiles (tendón que conecta los músculos de la pantorrilla al talón) y de los tejidos circundantes en cualquier punto de su recorrido sin que se llegue a desgarrar ni romper. Aunque el tendón de Aquiles es uno de los más resistentes y gruesos del cuerpo, es frecuente que se vea afectado por microroturas de repetición prolongada, sobrecarga de los gemelos y sóleo, especialmente por factores anatómicos y actividad deportiva. También se pueden producir calcificaciones que son la secuela natural de la inflamación crónica (tendinosis) y aparecen cuando el cuadro ha tenido tiempo para evolucionar.
¿Cual es su patología?
Esta enfermedad se presenta como un dolor en el tendón de Aquiles y en la parte posterior del talón y la pierna, más comúnmente el dolor se localiza en un área situada a 2-3 cm. por arriba del talón pero puede ser a cualquier nivel del tendón.

Las dolencias crónicas se deben a la susceptibilidad del tendón, que sufre las fuerzas de fricción y desgaste en el lugar donde rodea la superficies posterior e inferior del calcáneo. Esto es debido a que el tejido posee una escasa vascularización en la zona. Esta dolencia de presencia crónica puede llegar a limitar gravemente el movimiento de la marcha y dificultar el bajar o subir escaleras. Si no se trata adecuadamente, la tendencia es una cicatrización inadecuada que llega a limitar el movimiento del pie e incrementa el dolor
Existen tres patologías: peritendinitis de Aquiles o inflamación de la vaina que recubre el tendón, tendinitis de inserción (entesitis), el dolor sólo se produce en la zona de inserción del tendón en el calcáneo, y la tendinosis o afectación de todo el cuerpo del tendón, que suele ser de causa degenerativa. También pueden estar inflamadas las bolsas serosas peritendinosas. La variedad de tendinitis se acompaña de lesiones que afectan al resto de las estructuras de la zona. Si no se trata a tiempo la tendinitis aquílea puede predisponer al paciente a la ruptura del tendón de Aquiles. Esta afección generalmente causa un dolor agudo, como si alguien golpeara en la parte trasera del talón con un palo o garrote.

¿Qué es el tendón de Aquiles?
El tendón de Aquiles es un cordón de tejido situado en el dorso de la pierna que conecta los músculos del tobillo con el talón posibilitando el movimiento de andar ya que ayuda a elevar el talón del suelo. Es el tendón más extenso del cuerpo. Concretamente es un tendón común que sirve para la inserción en el calcáneo de tres músculos, sóleo, gemelo interno y externo que constituyen el llamado tríceps sural. El sóleo es el más profundo; se origina en la parte alta de tibia y peroné cubriendo todo el plano profundo de la parte posterior de la pierna hasta unirse en su porción inferior a los gemelos que provienen, en su inserción proximal, de la parte posterior de los cóndilos femorales. Todo el conjunto muscular se une y sufre el tránsito al tendón de Aquiles que se inserta en la tuberosidad posterior del calcáneo. El conjunto está cubierto por una aponeurosis anterior que aporta la mayor parte de la irrigación sanguínea que nutre el tendón de Aquiles, con un punto débil, de menor irrigación, en un tramo entre dos y seis centímetros por encima del calcáneo. La función principal de este tronco muscular y su tendón es la flexión plantar del pie. También participa en la flexión de la rodilla. Es un tendón muy potente que soporta en carrera fuerzas de hasta 500 kgrs. y puede, por tanto, ser asiento de diversas lesiones en cuanto se modifican las condiciones de contracción, el eje de tracción o sufre traumatismos por compresión directa en pleno funcionamiento.

Causas por las que se produce una lesión en el tendón de Aquiles:

El tendón se puede inflamar, frecuentemente debido a dos factores: la sobrecarga y la edad, aunque dicha inflamación también puede estar asociada con traumatismo, causas de origen sistémico, como reumatismos, procesos infecciosos, metabólicos y alteraciones musculares, neuromusculares o anomalía del hueso calcaneo.

1.-La tendinitis debida a la sobrecarga es más común en personas jóvenes y puede ocurrir en caminantes, corredores u otros atletas, especialmente cuando practican deportes que exigen mucho esfuerzo en la zona del tendón. Los atletas corren importante riesgo de desarrollar trastornos en el tendón de Aquiles. La tendinitis y tendinosis aquilea también son frecuentes en individuos cuya actividad laboral ejerce tensión en sus tobillos y pies. Tal es el caso de jornaleros y aquellos que practican deportes solamente durante los fines de semana u ocasionalmente. Algunos de los factores que influyen en la sobrecarga son:

a)Anatómicos: Desviación del talón, pie pronador, pie cavo o plano, talón varo o valgo. La persona hace un apoyo inadecuado del pié forzando la tracción del tendón y sus limites de elasticidad. Las piernas arqueadas también producen un apoyo inadecuado del pie que pueden perjudicar el talón de Aquiles. Si estos individuos usan calzado sin la estabilidad adecuada, su sobre-pronación puede agravar la condición del tendón del Aquiles.

b)Deportivos: Tipo de calzado, sistemas de entrenamiento, ejercicios exesivos.
··Calzado inadecuado: Una de las causas mas frecuentes en la sobrecarga del tendon de Aquiles es el uso de calzado poco apropiado, sobre todo en el deporte ya que muchas veces está diseñado en función de la mejora deportiva y no del confort o la protección del deportista frente a la lesión. Esto ocurre con los zapatos muy rígidos que no se doblan en el sitio donde los dedos se unen con el pie, o que pueden producir una presión directa sobre el tendón como ocurre con el calzado de contrafuerte si está muy apretado. La consistencia de la suela y los zapatos con ajuste deficiente también causan movimientos irregulares en el talón. Los cambios en la altura del calzado provocan que el tendón sufra una tracción desacostumbrada en condiciones de esfuerzo, provocando su irritación.
··Mala técnica de entrenamiento: Aquí es importante considerar, por un lado, la superficie de entrenamiento, sobre todo su dureza, adherencia, inclinación, irregularidad del suelo, etc. Y por otro, el sistema de entrenamiento: falta de calentamiento e inadecuada elastificación de musculos y tendones, correr distancias largas, aterrizar el talón en la parte trasera del mismo, ejercicios excesivos con pesas, etc.
··Estrés en el tendón de Aquiles: Aumento de la cantidad o intensidad del ejercicio. Esta actividad aplica demasiada tensión sobre el tendón, en forma muy rápida, provocando microlesiones en las fibras del tendón. Debido a esta tensión continua sobre el tendón, el cuerpo no puede reparar el tejido lesionado. Por ello la estructura del tendón se altera, resultando un dolor continuo.

2.-Tendinitis debido a la edad tiene dos causas principales:
a)Falta de elasticidad en los músculos del tobillo y un tendón de Aquiles acortado e inflexible. Aunque puede ocurrir en personas jóvenes es el envejecimiento el que hace que los tendones se vuelvan mas rígidos y fáciles de lesionar.
b)La tendinitis debido a la artritis es más común en personas de mediana edad o ancianos; ya que la artritis a menudo provoca crecimientos óseos adicionales alrededor de las articulaciones y si esto ocurre alrededor del talón donde el tendón de Aquiles se fija al hueso, dicho tendón se puede inflamar y presentar dolor.

Fases y tratamiento a través del masaje
a) Síntomas: El dolor es el signo principal. El paciente describe un dolor agudo en la zona del tendón, el talón y la pantorrilla con irritación e inflamación visible de la zona.
El paciente puede describir que desde hace algún tiempo siente un dolor fuerte sobre todo al iniciar una actividad, al levantarse y dar los primeros pasos, que desaparece total o parcialmente con la marcha y que vuelve con mayor intensidad durante y después de la actividad física. Si ha pasado mucho tiempo, el dolor se hace más constante, incluso permanente, impidiendo la práctica deportiva o la actividad física. Al comienzo de la lesión el dolor se presenta al inicio de la actividad. En algunos casos el dolor mejora con el ejercicio, pero a medida que la lesión avanza el dolor se hace constante. Es importante saber que tipo de actividades realiza, profesión, tipo de calzado que usa, edad, enfermedades, alteraciones anatómicas en los pies, etc.

b)Exploración: La palpación en el tendón es dolorosa y la piel que lo cubre puede presentarse hinchada y caliente. Se recorre pinzando suavemente con dos dedos el tendón en todo su recorrido, buscando el punto más doloroso. Si el dolor no lo impide se puede completar repitiéndola mientras el paciente realiza movimientos de contracción muscular y de flexo-extensión del pie.

c)Tratamiento: No es competencia del masajista el diagnosticar una lesión y menos si está en fase aguda por lo que en estos casos no se recomienda hacer ningún tipo de masajes y deberemos aconsejar al paciente que acuda lo antes posible al médico para que lo diagnostique y ordene un tratamiento. Este probablemente le hará radiografías, ecografía, resonancia magnética o ultrasonido. Si se solicitan estas pruebas puede encontrarse datos que sugieren inflamación de los tejidos blandos y en casos muy crónicos, calcificaciones. Las radiografías pueden ayudar a diagnosticar artritis y una resonancia muestra la inflamación del tendón. Es importante determinar si hay una ruptura parcial o total del tendón de Aquiles, esto es más frecuente en pacientes con tendinitis crónica, en tal caso el médico puede solicitar una intervención quirúrgica.
Consejos para tratar una tendinitis en fase aguda:
Lo único que podemos hacer ante un paciente con signos de tendinitis en fase aguda, es:
1- Parar cualquier tipo de actividad deportiva o física que esté realizando para evitar que empeore.
2- Tratar la inflamación del tendón con crioterápia (hielo) local, El hielo constriñe (reduce o estrecha) los vasos sanguíneos, lo cual ayuda a disminuir la inflamación (hinchazón, enrojecimiento y dolor). Hay que evitar el contacto directo del hielo con la piel. Normalmente se puede envolver hielo en una bolsa o toalla y se coloca debajo del tobillo entre 10 y 20 minutos como máximo, a intervalos de 1 hora, tantas veces como sea necesario. Mientras se aplica el hielo se debe controlar que este no produzca quemaduras en la piel. Si el dolor es muy fuerte se puede usar algún antinflamatorio de venta libre en farmacias (aspirina o ibuprofeno) para calmarlo, si el paciente no es alérgico.
3- Restringir el movimiento del tejido dañado, drenar la zona e inhibir el dolor, para ello usaremos un vendaje compresivo con vendas elásticas puras, adhesivas o autoadhesivas desde la base de los metatarsianos usando mas compresión hasta llegar a la lesión donde aflojamos la presión hasta el hueco popliteo.
4- Pedir al paciente que mantenga la pierna elevada colocándola sobre un banco o sobre almohadas, lo cual, también disminuye la hinchazón.
5- Llamar a un médico o ayudarle a que vaya a un hospital

Tratamiento de una tendinitis Aquilea cuando ya no esta en fase aguda
El médico recomendará al paciente un reposo de la actividad deportiva o física de entre 3 a 6 semanas, dependiendo del grado de la lesión y de la progresión en todo el proceso. Hasta la tercera semana debe aplicarse crioterapia varias veces al día durante 20 a 30 minutos e irá apoyando progresivamente el pié inmovilizado con un vendaje u ortesis. Sobre la sexta semana se le puede autorizar el comienzo gradual en la intensidad y duración de los ejercicios.
La duración de la recuperación depende de muchos factores, como la edad, salud y lesiónes anteriores. El tiempo de recuperación depende también de la gravedad de la lesión (si es de 1º o 2º grado). Un tendón que está levemente inflamado y que es reciente la lesión puede mejorar en un par de semanas. Un tendón significativamente inflamado y que ha estado doliendo desde hace mucho tiempo puede tardar hasta algunos meses en mejorar. Se tienen que dejar de realizar las actividades que causan el dolor hasta que el tendón haya cicatrizado o sus síntomas volverán a aparecer y tardará más tiempo en recuperarse.
Cuando el médico lo autorice el paciente se puede someter a una rehabilitación gradual para que la tendinitis mejore con mas rapidez. En general es recomendable que a partir de la segunda semana de la lesión se comience a hacer rehabilitación para evitar la atrofia muscular. Para comenzar un tratamiento es fundamental que el dolor agudo haya desaparecido. Los métodos de tratamiento para la tendinitis aquilea dependen de la antigüedad de la lesión y el nivel de daño provocado al tendón.
Si a partir de la segunda semana la zona afectada aún es dolorosa a la palpación o al movimiento o presenta algún signo de inflamación nos limitaremos a aplicar crioterapia y solo haremos masajes para descargar la tensión de los músculos periféricos sobre todo en el tríceps sural. Tras las sesiones es conveniente volver a aplicar un vendaje terapéutico para evitar el sobre esfuerzo de la zona afectada, y ayudar a una recuperación más rápida.

Antes de que un fisio o un masajista inicie cualquier tratamiento hay que saber en primer lugar los antecedentes, esto es: un buen informe médico, radiografías, preguntar al paciente desde cuando tiene los dolores, traumatismos anteriores, enfermedades, actividad que realiza, deportes, y sobre todo las actividades que es capaz de realizar sin que aparezca el dolor (caminar, ponerse de puntillas, etc.) lo que nos dará un indicio de la fase en la que se encuentra la tendinitis.
En segundo lugar hay que hacer una exploración estática para obtener datos de la observación: A ser posible pedimos al paciente que se desnude de cintura para abajo. Si lleva vendajes u ortesis debemos quitarlas para realizar la inspección. Pedimos al paciente que se ponga de pie y observaremos los signos externos de la lesión: como apoya el talón, si tiene dolor al apoyar, atrofias musculares del tríceps sural, signos inflamatorios en la vaina del tendón), etc.
En tercer lugar valoramos la movilidad: Pedimos al paciente que intente ponerse de puntillas (flexión plantar contrarresistencia) o que realice movimientos con el pie para valorar el grado de movilidad que tiene. La disminución de la movilidad del tobillo (principalmente flexión dorsal) es frecuente por el dolor y hay falta de elasticidad del tendón.
En cuarto lugar hacemos una exploración local palpatoria: para ello pedimos al paciente que se coloque sobre la camilla en decúbito prono. Realizamos una suave palpación del tendón en todo su recorrido con dos dedos en forma de pinza, para hallar el punto más doloroso y si aún existe hinchazón, o la presencia de nódulos que lo engrosen (cuando la tendinitis se transforma en degeneración, el tendón puede dilatarse y desarrollar nódulos en el área donde el tejido está dañado). Repetimos la operación en contracción muscular y en estiramiento. El dolor sobre el tendón aumenta con el estiramiento pasivo del mismo (flexión dorsal forzada del pie).
En quinto lugar es importante hacer un balance muscular de la zona afectada para valorar la flexibilidad del tendón, la movilidad del pié y el acortamiento muscular en la pantorrilla, así como las diferencias entre el lado izquierdo y derecho. De esta forma podremos aplicar las técnicas de estiramiento más adecuadas.
Tratamiento

Manipulaciones:
Preparamos la camilla y pedimos al paciente que se coloque primero en posición supina. Comenzamos con un masaje general rápido en ambas piernas para relajar la tensión de los músculos anteriores y activar circulación. Repetimos la operación con el paciente en prono. Aquí es importante comenzar por la zona más distal a la lesión o dolor. Trabajamos un poco los músculos posteriores de la pierna que no está lesionada para luego continuar con la pierna afectada. Trabajamos por zonas, de distal a proximal. Hacemos primero algunas frotaciones y amasamientos en los músculos adyacentes al tendón (Triceps sural, peroneos laterales, flexores, tibial posterior) y en la zona lesionada para estirar el tejido, darle calor a la lesión y aumentar el drenaje, oxigenación y la circulación de la sangre en toda la zona. Siempre y cuando no duela y la lesión esté curada podemos incidir, sobre todo en la zona lesionada del tendón, con algunas fricciones (cubital, pinza, digital) para incrementar la flexibilidad y movilidad de los tejidos, sobre todo en la vaina del tendón.
Completamos la sesión de masaje con alguna TNM de presión o de presión y deslizamiento (punto gatillo, presión y deslizamiento digital, pulgar, con o sin acortamiento) adaptada a la zona del tendón y músculos adyacentes, y siempre en dirección a los tejidos, para intentar inhibir el dolor del traumatismo intentando siempre buscar la posición más antiálgica para el lesionado (la posición del tendón puede ser neutra, en estiramiento o acortado). Estas técnicas también son recomendables para tratar los nódulos que se pueden formar entre el tendón y la vaina que lo recubre.
Podemos repetirla hasta 3 veces finalizando con ligeras sacudidas de la pierna y crioterapia durante algunos minutos.
Cyriax: Aunque las TNM pueden sustituir perfectamente esta técnica, también podemos utilizar un masaje profundo transverso, en caso de que lo veamos conveniente y sepamos hacerlo correctamente ya que de lo contrario podemos causar mas lesiones. El Cyriax lo aplicamos justo en el punto de la lesión para causar un efecto inhibitorio directo o eliminar adherencias y nódulos.
Esta primera parte del tratamiento puede durar entre 20 y 40 minutos, según el caso.
Completamos la sesión con estiramientos pasivos suaves que involucren sobre todo al tendón de Aquiles y a los músculos sóleo, gemelo interno y externo. Pero si en la valoración previa de movilidad hemos detectado atrofiamiento de los peroneos, tibiales o flexores como consecuencia de la lesión y la inmovilización, también será necesario trabajar estos músculos. Esta se considera la parte más importante del tratamiento ya que el tendón tiene que recuperar su elasticidad y fortalecerse para no volver a lesionarse.
El procedimiento que llevaremos a cabo es el mismo para todos los estiramientos: llevamos el músculo lentamente hasta la máxima tensión que nos permita el paciente, pedimos que tome aire y empuje en sentido contrario a donde llevamos el músculo provocando una contracción isométrica, mantenemos durante diez segundos, pedimos que suelte el aire y relaje mientras nosotros aumentamos la elasticidad durante unos 5 segundos. Se repetirá hasta alcanzar la elongación deseada o lo que nos permita el paciente.
Los estiramientos pueden durar entre 10 y 20 minutos.
Estiramiento de gemelos y tendón de Aquiles: este estiramiento también involucra a los flexores plantares: al sóleo, tibial posterior, flexores de los dedos y peroneos laterales.
Estiramiento de tibial anterior y posterior: este estiramiento involucra a los flexores dorsales del pié.
Estiramiento de peroneo anterior y peroneos corto y largo
Tras cada estiramiento es recomendable hacer sacudidas ligeras o intensas en el miembro inferior para relajar los músculos y calmar el dolor provocado por los estiramientos.

Lo recomendable es repetir estas sesiones al menos una vez por semana y durante el tiempo que tarde en curarse la lesión (unas seis semanas) esto es: que pueda mover la pierna lesionada en todas las direcciones de igual forma que la pierna sana, tiene la misma fuerza en el pié lesionado que en en el sano, puede caminar en línea recta sin sentir dolor. Las sesiones pueden ir aumentando poco a poco el grado de intensidad a medida que el pie va recuperando su fuerza y elasticidad.

Prevención y Cuidados:
Una vez que lo autorice el médico se puede volver a la actividad deportiva o normal, aumentando gradualmente el peso que se carga sobre el tobillo.
La conservación de la fortaleza y la flexibilidad de los músculos de la pantorrilla ayudan a reducir el riesgo de tendinitis. Antes de cada actividad física es recomendable hacer ejercicios suaves y prolongados de estiramiento activo o pasivo en la zona del tendón para reducir la tensión, así como ejercicios diarios para fortalecerlo
También hay que evitar ejercicios que supongan sobreesfuerzos, utilizar el calzado adecuado para el tipo de pie y de actividad, plantillas y vendajes funcionales preventivos de refuerzo durante la actividad deportiva o física.